Él:
Tal vez sea mejor parar aquí…unos cuantos pasos más y sin mucho que decir, sencillamente dar la vuelta. Tal vez agachar la mirada mientras camino si ella decide quererme detener. Solo por esta vez, hacerme de oídos sordos y seguir caminando.
Cuanto tiempo hemos pasado ya caminando por este sendero?...días? años?...ciertamente no me he caracterizado por cautivar tu atención con mi atención. No sé cuanto tiempo ha sido. Pero han sido, o muchos días, o pocos años…ha pasado tiempo y yo he pasado tu tiempo en mi regazo. Solo nunca supe realmente dónde estabas tú.
Sigo caminando, delante de ti pero dejando atrás todas tus palabras. Sé que si sucumbo a querer voltear a verte: seré hipnotizado de nueva cuenta y volveré a atarme a tus pies.
No es que le tienda la mano a la nostalgia. Por el contrario. Atesoro tu tiempo pero ya hace tiempo lo deje ir…es por eso que decidí dar a vuelta.
Paro en seco….tengo algo que decirte. Tengo algo que confesarte y tengo algo que sencillamente dejar ir.
Volteo a donde estas tu oponiéndome rotundamente al rumbo por el que seguíamos. Encarando tu anticipado dolor de una forma un tanto seca.
Alzo del suelo la mirada, depositándola enteramente en tus ojos.
Hoy decidirás que, después de unos cuantos gestos sencillos, seguirás por un camino opuesto al mío, pero con el mismo olor a bosque.
Humedad y frio vertidos en una última mirada que creo te ha hecho entender todo sin tener yo que siquiera pronunciar una palabra. Y qué más quisiera yo que tener tus manos entre las mías aun que fueran solo por cinco segundos después de que captaras mi mensaje. Pero es obvio que ya no será así.
Aun sintiéndote yo delicada, apelo a tu fuerza y confío que en un futuro, nos podremos ver tal vez.
Me inclino a besar tu frente. Pero justo segundos antes de tocarla me vuelvo hacia atrás. Es mejor así…ya a mera instancia, el dolor me está matando...así que no quiero que pienses que hago esto solo para prolongarlo. Te tuve en mis manos, te he cuidado como a mi tesoro más preciado y ahora es necesario me vaya…aparentemente el cielo no tiene ejércitos suficientes.
No, llora si gustas. Pero no poses tus ojos en mi vaina, dentro de ella está más su nombre que mi filo y su nombre me causa una llaga más profunda de lo que causare, seguramente, en unos días.
No perderé el temple que prometí portar por siempre, no romperé la promesa que le he hecho a tu dios y al mío…y con tus lágrimas por testigo…si aquel que habita en lo alto me cree digno, prometo volver a ti.
Amor mío…un último momento en el que mis ojos prometen serle fiel a tu memoria. A una perpetua inocencia y al mensaje de fe firmado con tinta de sangre en trozos tristes de oro y papel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario